Expresiones como "rechu" o "alta onda", las más usadas
En reunión, por chat o por celular, los chicos manejan sus propios códigos a la hora de comunicarse. Foto Ricardo Pristupluk
Por momentos parece que hablan en otro idioma. Pero no. Es castellano, aunque bastante modificado y adaptado a los interlocutores, que suelen no superar la edad adolescente, que, dicho sea de paso, cada vez se extiende más. Sin embargo, a pesar de que está claro que es español, para cualquier persona que tenga más de tres décadas eso que escucha es... chino básico.
Los chicos manejan sus propios códigos en el momento de comunicarse. Y los padres –adultos que, vale recordar, también tuvieron su jerga en la etapa estudiantil– miran la escena horrorizados porque no entienden qué están diciendo sus hijos cuando usan expresiones como “alta onda”, “estás rechu” o “no limes”, por mencionar sólo unos pocos ejemplos.
A no dramatizar. LA NACION elaboró, sobre la base de una recorrida por colegios, una lista con las palabras y expresiones más usadas por los jóvenes para entender de qué hablan cuándo hablan.
"No es preocupante que haya un lenguaje adolescente, que es algo que existió y existirá siempre porque tiene que ver con un deseo de diferenciarse. Lo que puede ser un problema es que esto provoca una incomunicación entre generaciones, que hace que cada vez las personas se relacionen sólo con gente de su misma edad", explica Karina Weisman, abogada que realiza investigaciones sobre el lenguaje, especialmente el que se deriva de las nuevas tecnologías.
Lo que ahora diferencia a las jergas adolescentes de las de antaño es que trascienden el círculo íntimo donde se generan. "Antes sólo se quedaban en el grupo de amigos, pero a nadie se le ocurría hablar así frente a un padre o maestro. Hoy, esa jerga es adoptada por los medios audiovisuales y los chicos la toman y se dirigen de la misma manera a un adulto que a un par", cuenta Weisman.
Según la psicóloga Beatriz Goldberg, "los adolescentes quieren un lugar en el mundo. El lenguaje es su identidad. Esto fue siempre así, pero en otras épocas los adultos estaban excluidos. Hoy se oye a los mayores hablando como jóvenes. Hay menos formalidad, la jerga adolescente se usa en distintos ámbitos y en todas las edades".
Además de ser un elemento diferenciador de edades, la jerga adolescente se usa para distinguirse entre pares. Las expresiones cambian de un barrio a otro. Un chico de Palermo no habla igual que uno de Flores.
Rápido, cortado y escrito
Según los propios interlocutores, lo importante del código que manejan no es lo que dicen, sino cómo lo dicen, el tono elegido para pronunciar las palabras. Alan Soria Guadalupe, un chico de 14 años que cursa 3er. año del polimodal, lo resume así: "En general, no modulamos, cortamos las palabras y cada dos segundos decimos «tipo que», «obvio» o «na», que es «nada» abreviado. Además, hay palabras que directamente sacamos", describe con minuciosidad.
Semejante operación de sustracción tiene un porqué: "Lo que queremos es hablar más en menos tiempo. Es algo que tiene que ver con el chat, donde para comunicarte rápido tenés que cortar palabras", explica Alan.
Con sus 15 años, Antonella Spoto reconoce que a su mamá muchas veces le cuesta entenderla: "Siempre me pide que module más, que hable más despacio. A veces me pregunta las cosas dos veces porque no me entiende. Y me burla porque siempre digo «tipo que»".
Goldberg describe otras características de la jerga juvenil: "A los adolescentes les cuesta encontrar sinónimos, usan menos palabras y un lenguaje directo y resumido. Para ellos los mensajes de texto, el mail y el chat son la solución porque evitan el debate, el diálogo, y pueden contarle algo a mucha gente al mismo tiempo. Es un lenguaje mediado por la tecnología, menos comprometido".
La influencia del chat en el momento de comunicarse cara a cara también es algo comprobado por Weisman.
"Entre los chicos hablan poco y se escriben mucho. Esto no está mal, pero el problema que plantea esta forma de comunicación, más escrita que hablada, es que no es buena desde el punto de vista de los vínculos."
Otra característica de ahora es que el lenguaje teen se extendió a todas las edades. "Desde preadolescentes hasta adultos, todos incorporan esos términos y modos de hablar", sostiene Weisman. Y no exagera.
Lucas Castro, un niño de 12 años que todavía juega a ser grande, habla como lo hace su hermano Esteban, de 18. "El y sus amigos dicen todo el tiempo «tipo que», «cool», «freak» o «groso», y a mí también se me pegó", dice.
Cambio de significado
Además del lenguaje acotado, también hay cambios de significado. "Lo interesante es observar que por lo general los chicos no inventan palabras, sino que cambian el significado de las existentes", dice Weisman.
Por ejemplo, cuando un adolescente dice que algo es "alto", no se refiere al hombre de dos metros que pasa delante, sino a algo que está "buenísimo". Natalia Braceras, una estudiante de 15 años, lo explica mejor.
"Alta onda, alta tu remera es algo muy bueno", dice, y sigue dando unos constructivos ejemplos. "No limes quiere decir dejá de hablar estupideces", aclara Natalia. Otra: "Sos un caño" no hace alusión a un tubo, sino que se les dice a los chicos que son lindos, que están "refuertes".
Siguiendo con los calificativos que aluden a la belleza física, Milagros Sifón, de 14 años, pronuncia algunos términos que se usan ahora para decir si alguien es o no lindo. "Estás «redable» significa que estás «rebuena». En cambio alguien feo es un «escrache», así, con e."
En otros casos, de la inventiva adolescente surgen expresiones como "estás «rechu»", que según explican chicas del Colegio Armenio de Palermo significa "estás «recolgado»". Pero también "chu", monosílabo que en el Diccionario de la Real Academia Española no figura, sirve para describir un estado de ánimo.
"Estoy «chu-chu» significa que estoy con fiaca y con pocas ganas de salir", explica Laura, un tanto desganada.
-¿Se puede decir que hoy estás chu-chu?, pregunta la cronista.
-Sí, hoy no tengo ganas de hacer "na".
Por Laura Reina
De la Redacción de LA NACION
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La familia: Signo de la felicidad de Dios
por: Madre Teresa de Calcuta
Hoy en día, hay muchos problemas en el mundo y yo creo que la mayoría de ellos comienzan en casa.
El mundo está sufriendo tanto porque no hay paz. Y no hay paz, porque no hay paz en la familia. Debemos hacer de nuestras casas centros de compasión y perdonar sin cesar, y así habrá paz.
Ustedes deben ser una familia; ser la presencia de Cristo el uno para el otro.
Dios ha instituido la familia para que sea Su Amor. Ámense los unos a los otros con ternura como Jesús los ama a cada uno de ustedes.
Jesús siempre está allí, para amar, para compartir, para ser la alegría de nuestra vida.
El amor de Jesús para nosotros es incondicional, es tierno, siempre perdona, es completo.
Sólo deja que la gente vea a Jesús en ti: que vea cómo rezas, que vea cómo llevas una vida pura, que vea cómo tratas a tu familia, que vea cuánta paz hay en tu familia.
La consideración hacia los demás es el punto de partida para una gran santidad. Si aprendes ese arte de la consideración, te harás más y más parecido a Cristo, porque Su corazón era manso y El siempre pensaba en las necesidades de los demás. Si tenemos esa consideración los unos por los otros, nuestras casas realmente se convertirán en el hogar del Señor Altísimo.
¿Conoces primero a los pobres de tu propia casa? Tal vez en tu casa haya alguien que se siente solo, no muy acogido, no muy amado. Tal vez tu esposo o tu esposa o tu hijo se siente solo. ¿Sabes eso?
Hoy ni siquiera tenemos tiempo de mirarnos el uno al otro, de hablarnos, de divertirnos en la compañía de otros . . . Y así, cada vez estamos menos en contacto el uno con el otro. El mundo está perdido por falta de dulzura y amabilidad. La gente siente una gran hambre de amor porque todo el mundo tiene tanta prisa.
Sean felices... y dedíquense muy especialmente a ser un signo de la felicidad de Dios. La alegría se refleja en los ojos; es evidente cuando uno habla y camina. No la podemos encerrar dentro de nosotros mismos. Cuando la gente encuentre en tus ojos esa felicidad habitual, entenderán que ellos son los hijos amados de Dios. La alegría es muy contagiosa. Nunca sabremos todo el bien que una simple sonrisa puede causar. Sean fieles en las cosas pequeñas. Sonrían el uno al otro. Tenemos que vivir bellamente.
Si introducimos la oración dentro de la familia, la familia quedará unida. Se amarán los unos a los otros. Reúnanse por sólo cinco minutos. Es de allí de donde vendrá su fuerza. El tiempo que pasamos teniendo nuestra audiencia diaria con Dios es la parte mas preciosa de todo el día. Quiero que ustedes llenen sus corazones con un gran amor.
Hagan de sus casas y de sus familias otro Nazaret, donde el amor, la paz, la alegría y la unidad reinen, porque el amor comienza en el hogar.